- - - perdidos leemos aquí­, ahora.

Lectura familiar en la biblioteca publica

“Lectura familiar en la biblioteca pública”


Experiencia en la Biblioteca Pública Municipal ‘Lic. Carlos Rivera Aceves’



La mayoría de las personas que trabajamos en una biblioteca, no imaginamos que tendríamos un papel importante en la promoción de la lectura. La mayoría de quienes laboramos hace más de cinco años fuimos entrenados por la Dirección General de Bibliotecas (DGB), para realizar talleres de lectura a través de cursos, instructivos y manuales. Todos sabemos que la biblioteca es un lugar donde se lee, la lectura del libro es la clave para acceder a la cultura escrita, partir de la lectura como necesidad de consumo cultural el bibliotecario hace un aporte inmenso. Es requisito indispensable reconocer qué información demandan las personas y el material con que se dispone.

La relación que guarda el bibliotecario a favor de la promoción de la lectura, se asemeja a la figura del lector informado,1 la lectura constante lo hace capaz de comprender y seleccionar textos, así como interesarse por difundir lo que lee, principalmente el acervo con que cuenta la biblioteca.

Hasta ahora la lectura se ha promocionado especialmente en instituciones educativas, las bibliotecas abren una opción y generan la posibilidad de que exista una sociedad con mayor acceso a la lectura. Adquiere sentido si con su uso el individuo obtiene satisfacciones o satisface necesidades y se debilita su significado cuando en su uso no se aprecian ventajas materiales, intelectuales, sociales o individuales.2

En el caso de bibliotecas públicas el número de personas que las utiliza es escaso. El porcentaje de personas que practican lectura en bibliotecas es bajo, el beneficio es para pocas personas que han adquirido en el transcurso de su vida una cultura de su uso. Los usuarios de las bibliotecas públicas en el país, son en mayor cantidad niños escolares, que no tienen orientación a la lectura, acuden a copiar textos de libros y pocos los leen. Con el tiempo sólo algunos se formarán como lectores.

La lectura se fortalecerá si se convierte en un pasatiempo familiar, donde además de los niños acudan madres y padres. Los saberes compartidos de lectura, donde los adultos “muestran a los niños el modo de hacer”, permite una convivencia y una construcción de conocimiento que resulta provechoso.

Las familias se mantienen como eje central de procreación y de socialización de las nuevas generaciones y, como tales, cobran una importancia crucial en tanto espacio de transmisión de oportunidades y perspectivas de vida para sus miembros.3

De la condición de lectura en el ámbito familiar poco sabemos, en la mayoría de los hogares hacen uso de la lectura como actividad de estudio y pasatiempo, a algunas personas les asegura niveles aceptables de vida a pesar de las desventajas sociales, en comparación donde no se tiene el hábito de la lectura. Los niños que asisten a la escuela primaria y secundaria, entran en contacto con libros, al igual que los adolescentes que cursan la preparatoria u otros niveles de educación. Los adultos los proveen de libros, herencia que se deja ver en el librero de la sala de la casa. Es evidente que las familias participan durante largos periodos de tiempo en leer y releer cuadernos y libros.

Existen programas de lectura, leer en familia en la biblioteca pública en la ciudad de Bogotá, Colombia, por la organización Fundalectura,4 y talleres que incluyen a la familia en la lectura en la ciudad de Sevilla, España, promovidos por el Ministerio de Cultura.5

Tomando en cuenta este precedente, en dos ocasiones dentro del programa nacional de fomento a la lectura “Mis Vacaciones en la Biblioteca” que este año contempló; temas, relacionados a las matemáticas, los sentidos, El principito, Cri-Crí, y Antología personal, en la Biblioteca Pública Municipal “Lic. Carlos Rivera Aceves”, de Zapopan, Jalisco, se invitó a los padres de familia, con el propósito de realizar lectura en compañía de los niños.

Se logró conformar un grupo aproximado de 20 personas en promedio por día. En el transcurso de 5 semanas que duró el taller, intervinieron un total de 12 adultos, 17 adolescentes y 53 niños. La dinámica de que entraran y salieran integrantes, no afectó la realización. Ya que los integrantes se convirtieron en los promotores del taller al comunicar a otras familias.


ORGANIZACIÓN

Previo al taller, los bibliotecarios realizamos investigación y seleccionamos el material de lectura, encaminado por el programa nacional. Así como una selección de obras literarias de autores como: Rabindranath Tagore, Augusto Monterroso, León Tolstoi, entre otros, con posibilidad que las personas pudieran llevar estos libros a casa, y narrarlos durante las sesiones. También se recurrió a la técnica de proporcionar películas noveladas, para ser vistas en el hogar y posteriormente comentadas en el taller.


DESARROLLO

El taller fue coordinado por el bibliotecario. Se estableció un período de tiempo de 30 minutos por sesión, con el fin de que resultará accesible a las personas participar de la lectura. Las sesiones iniciaron con una introducción de la temática general. En ocasiones se repartieron fotocopias de lecturas, para ser leídas en voz alta por niños y adultos, mientras el resto leía de sus hojas, la lectura leída o escuchada, permitió a los asistentes hacer comentarios y reflexionar sobre los contenidos de los textos.

Otra actividad que se sugirió al grupo, fue aportar tareas de investigación de los temas, y su exposición de manera individual y entre padres e hijos, lo que favoreció la comunicación y trabajo en equipo.

Se acordó, llevar libros y películas a casa para ser narrados por ellos durante las sesiones del taller, la señora Norma, junto a su hija y sobrina, representaron la historia El Mago de Oz, del director Victor Flemin, por medio de títeres planos, que ellas mismas elaboraron, y Oscar Eduardo de 12 años, narró parte del cuento El principito de Antoine de Saint-Exupéry.

También pedimos a los niños y adultos que nos mostraran algún libro que tuvieran en casa; dos niñas manifestaron que acostumbran leer por la noche, libros que les entregan sus papás; y otro niño comentó que le gusta leer el periódico y revistas que tienen en su casa.

En un ambiente familiar, trascurrió el taller, las relaciones afectivas se hicieron presentes, los padres ingresaban a la biblioteca cargando, monos de peluche, mochilas, y carriolas, acompañando a los hijos, sobrinos, vecinos y nietos, los adultos cuidaban a los más pequeños y los instruían a poner atención y participar.

Con el fin de que los asistentes al taller nos hicieran saber sus comentarios respecto a la promoción que realizamos en torno a la lectura, elaboramos la siguiente pregunta: ¿Qué opinión tiene usted de que realicemos talleres intergeneracionales (familiares)? donde incluimos además de los niños, a los padres y madres, así como a sus hermanos mayores.

De las respuestas obtenidas, podemos apreciar que aunque los recursos para expresarse entre las personas no varían mucho entre sí, expresan la necesidad de convivir en un mismo espacio, y creen necesaria la lectura.

Una joven madre, afirmó que desde el año 1999 no había participado de una actividad de lectura en grupo, y añadió que era buena oportunidad para retomarla.

Norma, 38 años, ama de casa.

"Son muy interesantes ya que nos ayuda a tener más interés en la lectura el cual ya se esta perdiendo. Nos ayuda a tener más comunicación con nuestros hijos, es interesante realizar actividades con ellos, son agradables, divertidas e interesantes. ¡Gracias!."


Fernando, 28 años, Impresor.

"Me parece bien que ofrezcan este tipo de talleres, porque aprendemos a convivir más con la familia y amigos. En parte esta bien para que los niños no piensen en estar nada más en la calle."


Juan Antonio, 15 años, estudiante de secundaria.

"Mi opinión es que son muy buenos los talleres, es decir, sirven y ayudan a fomentar la convivencia entre personas, sin importar su edad, ya que participan en opiniones, esto ayuda a que los niños aprendan valores."


Alfredo Rogelio, 10 años de edad, estudiante de primaria.

"Está bien pueden venir para convivir y no estar jugando play."


CONCLUSIONES


Reunir a la familia en torno a la lectura, tiene varios beneficios: facilita la tarea de promover el gusto por leer, especialmente de manera libre; hace que las personas participen de la lectura como una actividad de pasatiempo y convivencia; proyecta la variedad de formas para abordarla; puede interesar a las generaciones actuales y posteriores a incursionar en su hábito. La lectura familiar, contrasta con la creencia que se tiene de la práctica de la lectura en nuestros tiempos, de nula relación y que requiere de aislamiento más o menos marcado.6


Esta experiencia permitió explorar modelos de comunicación e interacción en ambientes conocidos, la utilización de libros resultó eficaz para reunir a diferentes tipos de personas a través de la lectura como centro. Mediante la lectura se puede agilizar un aprendizaje informal; aseguró una mayor participación, y la asociación compacta que mostraron las familias permitió, dar continuidad al taller hasta el final.


El panorama de la lectura vislumbra oportunidades mayores, debido al crecimiento acelerado de la población, que demanda cada vez una mayor cantidad de espacios de recreación y cultura, la biblioteca pública puede ofrecer a la familia programas de lectura novedosos en cuanto a su carácter y funcionalidad, revisar programas ya probados, y establecer enlace con los padres de familia, para que participen junto con sus hijos en leer, ayudará en gran medida a tener un mejor aprovechamiento de los beneficios que aporta la lectura y elevar los niveles de instrucción en nuestro medio.



BIBLIOGRAFIA


1. María Alicia Peredo Merlo, Lectura y vida cotidiana, México, Paidós Ibérica, 2005, p. 76.


2. Antonio Viñao Frago, Leer y escribir. Historia de dos prácticas culturales, México, Fundación Educación, voces y vuelos, I.A.P, 1999, p 59.


3. Cristina Gomes, Procesos sociales, población y familia, México, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, 2001, p.287.


4. Claudia Rodríguez y Angela Contreras, “Leer en familia en la biblioteca pública,” México, Revista, El bibliotecario, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, núm.60, junio 2006, p.1.


5. Angelina Delgado Librero, “Más allá del retrato de familia,” México, Revista, El bibliotecario, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, núm.55, enero 2006, p.8.


6.Teixeira Coelho, Diccionario crítico de política cultural: cultura e imaginario, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2000, p. 421.



Martín Colín Rivas.

Zapopan, Jalisco. 12 de agosto de 2007.



HOME

 
AVISO LEGALCONSTRUCTORES DEL PENSAMIENTO 2004 - 2009.