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Filosofia del espiritu y de la materia

FILOSOFIA DEL ESPIRITU Y DE LA MATERIA: EL MUNDO COMO COSA.

El mundo sustentable, ideal preponderante en el escenario de los primeros pasos del tercer milenio, ya ha sido incorporado en la administración en muchos países como entidad discursiva y programática en rango institucionalizado y que está en correspondencia con los indicadores oficiales de la ONU al respecto, en síntesis el futuro sustentable esta ya garantizado, resultando ocioso ocuparse en revisar un asunto ya resuelto por la “inteligencia global”, la tierra pues se ha salvado de la clase depredadora..

Pero, el concepto como tal trae en sí sus bemoles interpretativos según los ojos ideológicos con que sea percibido y su ulterior aplicación o desprecio, después de todo la ONU vota resoluciones que en los hechos de transforman en recomendaciones… …

Pues el tratamiento del concepto sustentabilidad parte del universal principal que es el Mundo. El concepto mundo sienta sus bases en los métodos de su análisis directamente fundado en el Estado de relaciones sociales de propiedad, más exacerbado en nuestros días en que la población es de magnitudes nunca antes alcanzadas que torna tremendamente caótica el concepto tradicional de la propiedad en un mundo ya repartido, vuelto partir y repartir, a tal grado que la tendencia apropiatoria giró hacia la competencia por la apropiación del ámbito metafísico o ideológico, su repartición presiona sin tregua a los antiguos propietarios de tal componente social que a mi juicio es fundamental, es decir a los cánones del pensamiento sacro y filosófico clásico con todo y sus las instituciones representativas, se les observa sometido(as) al desplazamiento por nuevos propietarios del mercado “metafísico”, no por asuntos meramente “espirituales” son por su valor en la lógica de fuerzas que dinamizan el “mundo material” en el contexto de complejidades en revolución galopante de las estructuras de inteligencia contemporánea avanzando en la vía de la diversidad cultural que cada vez más representa jugosos negocios para los monopolios financieros asentados en la “materialidad” empresarial que caracterizó los primeros tres siglos de “modernidad”, aunque es necesario señalar que lo metafísico de las empresas empapadas se modernismo ocupan espacios importantes en el sentido de estos organismos no siendo novedad su papel en el circuito de la reproducción de capital.

El “Mundo como Cosa” en apariencia Cartesiana del Dualismo Alma-Cuerpo de la “cosa”, fusión de lo espiritual y lo material en la monada o en entidad ambivalente, compone el problema capital a considerar en la filosofía de metafísica y de la materia.

El mundo puede ser planteado como Fenómeno, Idea Pura, Materia Absoluta, Ser ahí, Síntesis de Elementos, Voluntad y Representación, Cosa, Singularidad, Apariencia, Esperanza, Dramática y religiosa (Hume), Ascendiente de Hábito y del Curso de la Naturaleza (Rousseau), Cada Cabeza es un Mundo, Sensible, Pragmático, Realista, Romántico, Empírico,… … … … … …, así sucesivamente.

Para nuestra consideración “El Mundo como Cosa” es el referencial para considerar la sustentabilidad en el marco de las relaciones de propiedad, cabe considerar que las otras concepciones también son potencialmente capaces de explicar lo esencial de las relaciones políticas, sin embargo la “cosificación” de tales relaciones se encuentra en grados superlativos en las últimas fases de la modernidad donde aparece el concepto sustentabilidad ante la inminente extinción de los recursos naturales que hacen posible la vida artificial del hombre, más bien el concepto deviene de la resistencia a perder o la posible separación de la artificialidad de la vida “moderna”.

“La materia no se crea ni se destruye solo se transforma” reza la primera ley de la termodinámica que igualmente es el corolario de la interpretación materialista del mundo, es decir su síntesis filosófica. Su antítesis es el origen espiritual del mundo material. Espíritu = Dios, ecuación léxica fundamental de la tradición metafísica que ha guiado la conciencia del hombre por milenios, reflejando su imagen a través del espejo de su propia conciencia situada más allá de los cuerpos materiales.

Para la temo dinámica la materia no tiene origen ni final, solo transformación en cuerpos multidimencionales, en sí la materia es perpetua por lo menos no ha sido demostrado lo contrario a pesar de su incansable búsqueda, orden del cual se ha derivado conocimiento acerca de sus atributos y categorías de clasificación por la mente. Se considera con propiedades de lugar, tiempo, nombre, acción, causalidad (sustancia histórica), cantidad (número), cualidad-calidad (enfoque pragmático), efecto sobre otra materia, centro, relación y otros atributos que ya están en el ámbito de la pragmática del hombre que por eso dejan de ser materiales. La sabiduría acerca de la materia se ha centrado en las Ciencia de la Física (Naturaleza muy impulsada a partir de Galileo Galilei alcanzado grados de religiosidad en la corriente positivista del pensamiento que desencadenó la desintegración de los cuerpos físicos como es el átomo (in cortable o in seccionable) es sus partículas. El cuerpo sólido liberó la energía contenida en su interior por su sometimiento a la pragmática humana (artificial), desde luego que este proceso de liberación energética es constituyente de los procesos de transformación de la naturaleza sin la intervención de la mano del hombre. Así se acumuló el conocimiento de una serie de características de la materia ya mencionadas antes pero, se amplían a la visión del plano cartesiano- euclidiano plano tridimensional y multidimensional, aún si evitar el misterio que provoca ante nuestra percepción el no poderlo percibir o capturar en su totalidad en forma simultánea, solo puede ser capturado parcialmente.

Jean Wahll dice algo al respecto de la dimensionalidad de la cosa “Nuestro realismo no será entonces un realismo homogéneo para el que todo está sobre un plano único, por ejemplo el plano de extensión. Por el contrario, diremos que hay muchas realidades concretas, que se concretizan por una fuerza de la naturaleza. Nos sentimos a nosotros mismos como si tuviéramos un centro y alrededor de nosotros aparecen las cosas, cada una de las cuales parece tener un centro. Primitivamente no son imágenes aplanadas las que están alrededor de nosotros, sino más bien densos mundos minúsculos, cada uno de los cuales constituye una cosa. Aquí podemos recordar el Dinggedicht de Rilke y la tentativa de Husserl para definir las cosas, en la medida en que pueden ser definidas, como la multiplicidad de sus aspectos al mismo tiempo que, además, toma en cuenta este centro de los aspectos, si se nos permite la expresión , que parece ser esencial a la idea de la cosa. Las cosas se dan y no se dan. Nunca antes de la fenomenología habían sido mejor concebidas las cosas, concebidas a la vez en sus variadas perspectivas, en su opacidad central y en su invisibilidad última. Son a la vez inmanentes y trascendentes, o mejor dicho escapan a estas dos calificaciones”

La cosa es considerada multidimencional o plural en la medida que agrupa partes homogéneas y aún contradictorias cuya estructura general es la llamada cosa, elemento unificador en el concepto metafísico pues la estructura es producto de otras estructuras objetivas que generan formas de “también” o de continuidad de las pasadas pero, con otras modalidades como es el clásico caso de la sal que es blanca primer atributo, que tiene sabor ácido y forma geométrica en sus gránulos, pero ninguna atributo tiene que ver con el otro en forma directa solo en el concepto “cosa” esas cosas se unifican, deductivamente cada atributo contiene al otro pero no en forma convencional pero, la realidad se basa en lo abstracto de la unidad de las partes que si están unidas pero también disparatadas y heterogéneas, la unidad se torna metafísica ya que en su origen la cosa proviene de otra cosa material y la síntesis de se ésta es el concepto.

El mundo material es un mundo autorregulado por la cosa existente en forma física, es una mezcla de realidad e irrealidad pues su presencia es relación pura, un logos histórico que echa un puente entre lo material y lo metafísico.

La filosofía del espíritu considera la cosa como inmaterial, donde tiene su propio logos de desarrollo, el espíritu es autónomo que en el caso de Hegel el espíritu se desarrolla hacia el infinito y en forma espiral cuya proyección en el mundo de la materia resulta de su desarrollo en forma pura, la historia del hombre y de todas las cosas son etapas alcanzadas por el espíritu, la cosa esta contenida en tal esfera del devenir histórico.

Por otra parte Kant observa que el mundo es “en el sentido trascendental de totalidad absoluta del conjunto de las cosas existente.” La cosa viene siendo una especie de particularidad de la totalidad, más sin embargo la cosa es la totalidad en sí que parte de la abstracción “inexistente” en tanto consideración de Universal, pero que finalmente su expresión material solo es apariencia de la “cosa en sí”, de la estructura colocada más allá de la materia es decir el Espíritu.

La materia es el reflejo de la idea es decir del espíritu en su totalidad imposible de ser domesticado por uno de sus especies como es el hombre. El mundo espiritual no es domesticable más bien el hombre es una especie doméstica de él, pues es creación de Él. La cosa es la totalidad del mundo, una cosificación de éste pero sin la intervención del hombre pues éste es una cosa de la totalidad, la sustentabilidad es un concepto que proviene del espíritu y torna relativo pues pertenece a Él.

Leibnitz aclara sobre el pensamiento lineal y progresivo como definición del mundo “Es un principio regulador de la razón” Un cosa reguladora de la razón singular pero hasta ahí.

Además de lo señalado tenemos al existencialismo más moderno parte de la metafísica que aborda el concepto de mundo de la siguiente manera según Heidegger en tanto campo constituido por las relaciones del hombre con las cosas y con los otros hombres dice que “Es igualmente erróneo considerar la expresión mundo tanto para designar la totalidad de las cosas de la naturaleza como para indicar la comunidad de los hombres (personalismo). Lo que de metafísicamente esencial contiene tal concepto tiende a la interpretación del “Ser ahí” en su relacionarse al Ente en su totalidad”

Literalmente Según Abbagnano cosa “significa un término cualquiera de cualquier acto humano o más exactamente un objeto con el cual se tenga relación de un modo cualquiera. Este es el significado encerrado en la palabra PRAGMA”… la cosa es acción. El método pragmático desplaza en parte a la metafísica privilegiando el control de la materia sobre el espíritu, la ciencia clásica desenvolvió su existencia en este camino, sin embargo, con la aparición de la mecánica cuántica la ciencia pragmática se invirtió en especulativa con la concepción de modelos para el estudio de la organización de la materia en sus partículas mínimas, que se han situado por lo regular en la metafísica pues no requieren de demostración basada en la experiencia “a priori” para abordar ese aspecto inmaterial de la materia, mas no en la metafísica Kantiana sino en la poética del movimiento metafísico cuya herramienta principal son las matemáticas con sus proposiciones, operaciones de igualdad e inferencias donde la existencia del espíritu no es descartado en forma definitiva y rotunda mas sin embargo ésta entidad recibe un tratamiento distinto de la práctica religiosa tradicional, una especie de pragmática metafísica, para la construcción de la explicación del comportamiento del orden material.

La sabiduría sobre el espíritu ahonda en la constitución inmaterial de la cosa, que sin embargo sobre la presión del pensamiento aristotélico el daltonismo en que sustenta el cristianismo medieval, se vio orillado a buscar evidencias de la existencia del espíritu, generando la consolidación del concepto espíritu proyectado en la organización material del mundo, así el concepto solidificado pasó a ser prisionero de la Ratio renacentista, es decir el proceso de cosificación del espíritu redundo en la cosa material lo cual a su vez impulso la cosificación de la materia en tanto entidad controlada por el hombre.

El espíritu se codifico al grado de poder ser representado por figuras pictóricas y plásticas a manos de los artistas pasando a la etapa cultural iconoclasta donde la figura material adquiere tonalidades sacras en cuanto al aspecto de la religión se refiere.

El mundo espiritual se materializó sin lugar a dudas en el periodo de la contrarreforma. Desembocando en los procesos de la modernidad en que el mundo espiritual se convierte en el mundo material, donde la explicación de la cosa se opera a partir del comportamiento de los procesos materiales, el soplo divino se convierte en soplo vital que reivindica el vitalismo actual.

La revolución renacentista invirtió al mundo espiritual en material, el cielo se convirtió en tierra, el espíritu en persona, el alma en mente y Dios se transformó en persona. La percepción pasa del plano intuitivo al plano visual de la organización de la materia con su eje central: El hombre.

Así que el mundo se tornó material reflejo del espíritu, siendo la “cosa en sí” la que se muestra ente nuestros ojos como la verdad del mundo en tanto materia puesta a disposición de la “razón” cosificando a ésta en tanto poder del hombre sobre la naturaleza física y espiritual.

El mundo como cosa es resultado de la dualidad de la composición de la naturaleza por el espíritu y la materia, apareciendo como dominante la concepción materialista de las relaciones del hombre con el mundo dándole a éste el concepto de “objeto” dispuesto a los caprichos humanos por la construcción de la vida artificial.

El mundo como cosa es el obstáculo central en la cultura de la sustentabilidad del mundo hacia el futuro.


EDUARDO NUÑEZ BECUAR

Monterrey Nuevo León a 21 de Agosto de 2007

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