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LOS REINOS FUNDAMENTALES: EUCRACIA Y DISCRACIA.

LOS REINOS FUNDAMENTALES: EUCRACIA Y DISCRACIA.

Elogio a la Estulticia, discurso de Erasmo de Rótterdam durante la era Barroca “estrafalaria”, en que la Diosa Estulticia (Estupidez-locura) ante el rey desarrolla un verdadero modelo social criticando a la Sensatez “De este modo, se ve que la naturaleza de todas las cosas es tal, que cuanto más tienen de estúpidas, tanto más favorecen la vida de los mortales, la cual, cuando es triste, no parece digna de ser llamada vida. Y triste discurrirá la vida, por fuerza, si no os libráis con estos deleites del tedio, hermano de la tristeza”
La estulticia señala la esfera no “racionalista” de la vida pero que es la clave de las relaciones políticas, últimamente mal llamadas “relaciones humanas”. Durante la Edad media se discutió si Dios reía o era solo seriedad, por lo visto se impuso la idea de Dios sobrio y completamente aburrido, sobre la tendencia de un Dios sonriente y estulto. A decir verdad esta diferencia gira en función de la dureza de las personalidades que ostentaban el poder gubernamental y teológico en que todo era control, secreto, elitismo y absolutismo, “verdad” y por supuesto tiranía. Esa rigidez propia de esos hombres independientemente cual fuera su tendencia ya se escolástica o humanista, tendían a ser corregidores de las desviaciones sociales de los hijos de Dios, puesto que ellos se sentían designados por éste para corregir los malos consejos que recibían de Satanás entre los que estaba tontear o reírse pues la risa es exclusivamente practicada por el Demonio, la estulticia se calificó por este grupo social anti risa como perteneciente al reino de las tinieblas. Pero, de que humor están compuestos los líquidos corporales así como el sistema nervioso y las carnes de estos hombres “serios” que erigen la sobriedad a rango divino, haciendo creer que la estulticia es sinónimo de corrupción, quizá ahí está el origen de los “racionalistas” o el método de la Razón pura cuyo creador Kant no reía, era perfectamente ordenado, puntual y aburrido. Este humor que poseen estos hombres es el de la Discracia, de carnes secas y duras que solo generan un super ego, cuya frialdad solo proviene de las pasiones de odio y venganza por quienes difieren de su poder, después de todo Maquiavelo sostiene que el príncipe prefiere ser temido a ser amado, la seriedad en parte inspira temor “respeto” ante esa actitud esa tiranía manifiesta en la seriedad amenazante del rostro aunque la persona que la practique no posea poder inmediato sobre sus interlocutores, definitivamente la gente normal prefiere convivir con gente sonriente que con gente seria…..severa, malhumorada.
Desde que la televisión (cine) ocupó el primer plano en la telecomunicación, la clase comerciante se posesionó de los contenidos que son proyectados masivamente, cuyos mensajes son del campo de la estulticia, los melodramas, la simpatía de los comerciales, en general la industria del asombro se basa en la estulticia. La seriedad no vende, bueno el algunas ocasiones excepcionales como es la competencia “democrática” por los puestos gubernamentales, se compite quien es más serio, sobrio y sin pecados. En la presencia papal todo mundo guarda silencio sacro, la seriedad se impone de nuevo, lo bueno es que solo es momentáneo cosa que lo hace soportable. Un verdadero teatro donde la estulticia no es bienvenida, pero por solo un momento en la historia. El sector de los humanos estultos es mayoritario en la población de modo que es imposible erradicarla. Pero, ¿de que están hechas las células de estas gentes? De humor estulto definitivamente, desde luego que no tiene que ver este humor con las capacidades para realizar actividades socialmente aceptadas, sin embargo es parte esencial de la dinámica política cotidiana llamadas ”relaciones humanas”. En general la comedia se impone por sobre la tragedia, no obstante la tragedia es el extremo de las vivencias humanas, su potencia es generada por la estulticia, por la amabilidad hipócrita que resulta en tragedia por las traiciones de la simpatía y la adulación, la comedia es la burla o ironía de tales formas de conducta, la comedia es la estulticia misma.
La Estulticia continúa su discurso profano:
“Nací en medio de estas delicias y no amanecí llorando a la vida, sino que sonreí amorosamente a mi madre. Así no envidio al altísimo Júpiter la cabra que le amamantó, puesto que a mí me criaron a sus pechos dos graciosísimas ninfas, la Ebriedad, hija de Baco, y la Ignorancia, hija de Pan, a las cuales podéis ver entre mis acompañantes y seguidores. Si queréis conocer sus nombres, os los diré, pero, ¡por Hércules!, no será sino en griego.
Ya conocéis mi nombre, varones... ¿Qué adjetivo añadiré? Ningún otro que estultísimos, porque ¿puede llamar de modo más honroso a sus devotos la diosa Estulticia? Como mi genealogía no es conocida de muchos, voy a tratar de exponerla, con el favor de las musas. No fue mi padre ni el Caos, ni el Oreo, ni Saturno, ni Júpiter, ni otro alguno de esta anticuada y podrida familia de dioses, sino Pluto, aquel que a pesar de Hesíodo y Homero y hasta del mismo Júpiter, es el verdadero padre de los dioses y de los hombres. Según su antojo se agitaban y se agitan las cosas sacras y las profanas, y a tenor de su arbitrio se rigen guerras, paces, mandatos, consejos, juicios, comicios, matrimonios, pactos, alianzas, leyes, artes, lo cómico, lo serio y -me falta el aliento- las cosas públicas y privadas de los mortales. Sin su favor, toda esta turba de dioses de que hablan los poetas, y diré más, ni los mismos dioses mayores, o no existirían en absoluto o no podrían comer caliente en sus propios altares. Si alguien tuviese a Pluto airado contra él, no le valdría ni el auxilio de Palas. Por el contrario, quien le tenga propicio, puede permitirse mandar a paseo al Sumo Júpiter y su rayo. Éste es el padre de quien me enorgullezco y éste fue quien me engendró, no sacándome de la cabeza, como lo hizo Júpiter con la aburrida y ceñuda Palas, sino en la ninfa Neotete, que es la más bella y la más alegre de todas. Tampoco soy fruto de un triste deber conyugal, como lo fue aquel herrero cojo, sino lo que es mucho más deleitoso, «de un amor furtivo», como dice nuestro Homero. No caigáis en el error de creer que me engendró aquel Pluto aristofánico, que tenía un pie en el ataúd y la vista perdida, sino un Pluto vigoroso, embriagado por la juventud, y no sólo por la juventud, sino aún mucho más por el néctar que gustaba beber puro y largo”
El Olimpo contaba con estos dos bandos de dioses, los oscuros, severos y aburridos, en los que se encuentra Saturno que terminó devorando a sus hijos, en otro extremo el dios Baco sonriente y borracho, la embriaguez es elevada al rango de pecado de gula por el cristianismo, más sin embargo la borrachera es el delirio que proviene en parte del la bebida afrodisíaca llamada vino. Solo por ilustrar esa constante guerra entre esas dos especies divinas, ilustrativas e inductivas a los acontecimientos en la vida terrenal, donde la dirección de los pensamientos está teñida por esas tintas indelebles que emanan en los humores corporales humanizantes. Algunos le atribuyen esa tintura existente a causa de la influencia astrológica, orden planetario determinante de la conducta individual en relación al signo zodiacal correspondiente a la persona concreta, aunque esto no deja de ser verdad milenaria o ciencia antiquísima es justo dimensionarla en tanto conocimiento no absolutista pero, que si tiene peso en la conducta individual y grupal, por miles de años se ha comprobado el comportamiento social asociada a la posición planetaria. No se abundará al respecto pero, es menester señalar la existencia de este factor que relaciona el juego de Estulticia y Melancolía, además la hipocresía es propia de estos reinos, siendo expresión del simulacro paradógico de estas dos fuerzas. Enfermedad y Salud son la terminología actualmente dominante en la conciencia del cuerpo en relación a la presencia y ausencia de dolor, acaparado por la burocracia médica, surgida a raíz de la conversión de Dios en hombre y la transformación de la salud en deuda pública presuponiendo un gran negocio para la industria corporal.
Melancolía y Eutimia antiguos nombres de los estados morbosos y benéficos del espíritu, reflejo del combate entre seres etéreos malditos y benditos cuya relación de fuerzas imponía ciertas oscilaciones de estabilidad corporal con ausencia de dolor, los espíritus malditos muchas veces ocupaban la totalidad del cuerpo en especial de ciertos órganos, anidando usualmente en el abdomen y el hígado lugar predilecto del diablo, de ahí el coraje bilioso En consecuencia se hacia necesario expulsar estos asquerosos intrusos mediante la aplicación de rezos, infusiones y purgas. La medicina moderna busca todo tipo de químicos para eliminar los dolores del cuerpo, dejando atrás con mucho la medicina galena, creando esquemas de sanidad de lo más sofisticados. No obstante el dolor de la melancolía no deja de presentarse aún en personas sanas y con todas las condiciones de vida para ser feliz.
La tristeza melancólica en sus grados extremos estulticia, locura, es el reino misterioso de la Discracia postulada por los pensadores sobre la armonía de los humores del cuerpo, Hipócrates su representante, luego desarrollada por Aristóteles describiendo la composición de la armonía humoral en tres niveles: Eucracia, Distimia y Discracia. La Timidez proviene de estas raíces griegas, que de algún modo implica parálisis en ciertas acciones y responde a los temores que dominan la mentalidad social. La Discracia, traducida al español como desgracia, es antisocial, pues tiende al desviacionismo, critica las ideas Eucráticas (dominación de lo bueno), adaptación corporal turgente a la ideología existente antes de nacer, heredada. La ideología oficial no encuentra cabida, quizá es el factor que entristece a muchísimas personas, algún número de las cuales reacciona creando otro discurso “enfermo” invariablemente transformado en revolucionario, en gran medida la forma política de vida actual es producto Discrático que ha barrido el antiguo orden Eucrático, donde los cuerpos y mentes eucráticos se han adaptado a las ideas de locos de remate, así Rousseau. con su discurso “El Contrato Social”, eliminó al contrato feudal aristócrata, de la gente “bien”.
La Distimia es la transición entre estos dos reinos, la Eucracia genera la Discracia a su vez está origina nuevos estadios de Eucracia pues su evolución por efecto opositivo discrático que es su negación, su absurdo. No puede existir salud plena sin la existencia de enfermedades latentes. La crisis es la rápida expulsión de los malos humores, los procesos lentos de excreción de la sustancia maldita son la Lysis
La historia de la humanidad es la permanente guerra posicional entre los Reinos fundamentales Discrático y Eucrático. Por más perfecto y vacunado que este el cuerpo la enfermedad brotará por las blanduras corporales especialmente por el debilitamiento ocurrido durante el aburrimiento por la constante experiencia de “lo bonito”, eucrasis fastidiosa. La melancolía se manifiesta con la parálisis de la persona para adaptarse a las bondades de la salud mental pública, tal es el caso de Miguel Hidalgo y Costilla.


La melancolía es propia de Satanás pues es el Tedio o el enfado de la vida, por lo regular la melancolía hace su aparición entre 12 a 3 de la tarde, es el tiempo del tedio, que provoca el sopor, somnolencia. La bilis negra se manifiesta con más fuerza, ya que esta atrae a los seres del mal los cuales viajan a nuestro lado a cada momento, olfateándonos, cuando el olor del hígado oscurecido por la bilis maldita es demasiado intenso tales seres etéreos ocupan nuestro cuerpo cambiando la dirección los actos, el cuadro clínico del la retórica corporal se modifica hacia el territorio Pathos, cuyo discurso se hace presente como locura cuando no en disfunciones orgánicas, la semiosis patológica habla por sí misma cuando aparece el estado “raro” de la persona, erráticos en los procesos normales compuestos por principios y fines lógicamente coherentes. La mirada se torna inmóvil, extraviada, muy brillante, sana, esa mirada es diferente a la “normal” detecta otro mundo que los “normales” no podemos ver, tienden al monólogo en voz, los normales también practican el monólogo aunque con efectos catárticas y escatológicos en cambio en estas mentes los fantasmas son permanentes, reales, ocasionalmente esos espíritus son iracundos con el consiguiente terror del melancólico, otras veces él mismo es el tirano y ofende a los “otros” que no imaginarios pues la melancólica es concreta y autotárquica, le importa su propia realidad fraccionalizando la realidad propia de las poseedoras de Mente, las dementes imponen sus propias reglas ya que su estado es la ruptura con las reglas morales de la vida de la normalidad es decir del sentido común….. muchas veces no es detectable públicamente pues ellas están enclaustradas en el “hogar”, no son notorias en el plano pública ya que la actividad doméstica (demasiado ardua) encapsula los signos de la melancolía, a los más el síntoma se manifiesta con esa palabra engañosa e íntrigosa llamada “histeria”, en los hombres ocasionalmente “neurosis”, tenemos el perfil neurótico e histérica pero no melancolía, ambos términos moralmente son considerados “normalidad” más no melancolía. La melancolía es el Reino Discrático que se caracteriza por el discurso “irracional”, “fantasioso” ya que lo mentiroso corresponde al Reino Eucrático propio de gente que no ha perdido la razón, más bien permanecen en el campo delincuente, adulterando la “realidad”, la medicina del cerebro no puede solucionarla, son “cabezas podridas”, la mentira es pecado capital, alejado de la demencia pertenece a la esfera demencial. En cambio la melancolía no comete pecado, influye con su discurso enternecedor el sentimiento hacia la persona enferma, se le considera enfermo, se le “ayuda” aplicándole ataráxicos, hipnóticos, dado que no existe espacio propio para ellas en la circunstancia moral sobre la acción corporal prohibida de sus practicas sexuales, existen nulamente testimonios de este asunto al menos en el recuso escrito, aunque para ellos registra Elí de Gortari refiriéndose la experiencia antigua con respecto de los cínicos , práctica prohibida por la policía moderna puesto que practiquen estas acciones es necesario vigilarlos y de ser posible encarcelarlos “Diógenes de Sínope, conocido como el cínico por excelencia desde la Antigüedad, hacía la ostentación de su imprudencia, de su desprecio por las convenciones morales y de su rechazo a las costumbres establecidas. Tampoco se mostraba parco ni constante en lo que hacía. El mayor escándalo de los que armaba Diógenes, era el de masturbarse en plaza pública, con tranquilidad y dándose la animación que le venía en gana arguía que, si no es malo de sentir placer en lo particular, tampoco es malo a la vista de todos De la mima manera se alimentaba y bebía cuándo se le antojaba. Pero, en tales casos se lamentaba que no hubiera manera tan simple de satisfacer el hambre y la sed, de modo autosuficiente, como el de frotarse el miembro hasta eyacular, para satisfacer su apetito viril por partida doble, ya que en su mano acariciaba y sobaba un pene al mismo tiempo que su verga se excitaba y alcanzaba el éxtasis. De manera análoga, Diógenes orinaba y defecaba en público. Para comer, necesitaba que se le suministraran manjares y, para beber, requería que se le ofreciera el vino. En cambio para gozar sexualmente no precisaba de nada ni de nadie, y de complacía en su autosuficiencia y de su obscenidad”…
Tradición cínica que fue retomada en el plano político por Bocaccio en su Decamerón, continuado varios siglos más tarde por el Marqués de Sade adjudicado en la posterioridad como perversión sexual pues ni a Sade ni a Boccacio se les encontró signos de locura aun a pesar del encierro de Sade en Varenes y la Bastilla donde a la víspera de la revolución francesa fue declarada no cárcel sino claustro de locos melancólicos. En general iban de ruptura con el orden establecido, su discurso incorporaba el mundo oscuro y cerrado de la sexualidad en los niveles de las clases gobernantes, una especie de denuncia platónica a la corrupción de estas clases sociales pero, reivindicando el placer corporal como eje de las practicas del hombre….casi dos siglos después aparecen en el escenario Williams Burroughs y Charles Bukousky con discurso enteramente hedonista basado en sexo, drogas y rock and roll, recordando hasta cierto punto a Diógenes, pero el se desenvolvía dentro de la ciudadanía en garantías de libre expresión pues no le cortaron la cabeza como a Demócrito, cicuta para Sócrates y muerte por sed para Aristóteles…personalidades destacadamente descalificadas por la gente de Bien, mediante el calificativo de Perversos.
La melancolía es la esencia de estos discursos invalidaos por las buenas costumbres, es decir por los protagonistas de la esfera eucrática con mente equilibrada que se reserva para sí el epíteto de locura para los que se desvían del camino como ejemplo del modelo del English Way o American Way of Life, o cualquier otros paradigma eucrático.
La era clásica ubicado como el fin de la edad media confirma hasta cierto punto la alienación melancólica en el connotación de la palabra Estulticia pero, como algo no tonto o vano entendido por la segregación a la melancolía por la cosmovisión modernista, pues el modernismo es productote la Estulticia.
Carlos Marx dibuja el papel revolucionarios de la burguesía como liberadora de la humanidad en tanto producto histórico que revolucionó las fuerzas productivas, pero en el transcurso del desarrollo del capitalismo las fuerzas productivas han quedado estancada en las sujeción de las reglas financieras que mantiene sometido al conjunto de la humanidad desposeída, de ahí que el carácter revolucionario se halla tornado reaccionario y no pueda construirse otro discurso alternativo que supere el estancamiento burgués. Tomando en cuenta esta premisa, la humanidad ya no está avanzando que en el terreno de la discracia, sumida en una profunda melancolía donde la modernidad permanece como una estatua de sal, inmóvil. La sociedad burguesa no puede construir un nuevo capitulo revolucionario sufre el reumatismo melancólico.
Los reinos fundamentales Eucracia y Dscracia se encuentran presentes en los procesos históricos contemporáneos que hace necesario profundizar en la mezcla que estos manifiestan ante nuestro conciencia de realidad histórica.

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