Haz el amor, no la guerra
HAZ EL AMOR, NO
Los términos impertinentes como es el amor y la guerra connotan en sentido de infinitud sobre los dos campos, el primero de Dicha, el segundo de Dolor. El amor se presenta en forma compleja ante nuestra conciencia de tranquilidad, el amor es una conmoción que agita el alma con ello la estabilidad mental ocasionalmente cursando en tragedia a causa de su orientación al sentido de propiedad sobre “otra” persona, siendo ésta el objeto amoroso de quien es presa de la ferocidad de Cupido. La guerra también es una conmoción comúnmente referida a los acontecimientos bélicos de alta intensidad, no obstante la guerra es un síndrome social de conflicto en que los hombres se destruyen unos a otros ya sea en el plano moral y físico, siendo la aniquilación física la más escandalosamente censurada, no obstante la dimensión moral acciona por la vía del asesinato del alma, muchas veces del cuerpo por decisión suicida entre muchas otras desgracias, resultado de la guerra moral donde es preponderante la descalificación moral a la persona, a menudo promovida por el actual partido político mayoritario conocido como televisión, la cual ocupa el puesto de juez social esencialmente moral, haciendo crecer la reputación de plástico de algunos por tanto disminuyendo a la de millones.
Karl Marx caracteriza la historia como la historia de la lucha de clases, para otros autores la guerra es el motor de la historia. Para otros muchos el amor es la causa del la evolución. El amor aparece con mayor fuerza con el surgimiento del movimiento de restauración de los reinos una vez derrotado Napoleón Bonaparte cuyo discurso político lo ocupó el romanticismo basado en su principal concepto: El Amor.
El amor fue utilizado para justificar la guerra contra la razón surgida en el discurso revolucionario iniciado en 1789 en Francia. Se desencadenó la guerra entre la razón y el amor, irónicamente recuerda la mítica relación entre Ricis y el Amor cuando éste vivía en la oscuridad de una caverna y Ricis desde la entrada conversaba con el Amor sin poder verlo, pero un día Ricis que todo lo quiere saber y describir, tomó una antorcha entrando a la cueva queriendo ver al amor, cuando éste cayó en cuenta de las intenciones de Ricis, huyó…hasta la fecha están separados, no se entienden más. Esta fractura enfrentó a los hombres en el siglo XIX, las monarquías enarbolaban la bandera del amor contra el racionalismo republicano moderno.
El discurso amoroso es completamente seductor pues, el amor es placer extremo, sublime, sexual. Nos aleja del dolor del conflicto, de la guerra. No en vano Cristo centró su discurso en el amor, oponiéndose con esto al método de la fuerza de represión.” Poned la otra mejilla”, pero no es un gusto del partido de Marte como se ha tendido a creer, sino es la urgencia del dominio de unos hombres por otros, medida preventiva para no ser sometidos por otros hombres.
En la historia, reivindicar el amor sobre la violencia es la constante política social, consigna que usualmente se impone sobre la guerra, pues todo mundo le teme al horror de la muerte. “Haz el amor y no la guerra” es el corolario político postulado 100 años antes de la era cristiana, en gran medida por influencia del discurso sobre la naturaleza del Amor descrito por Platón.
CONFERENCIA a cargo de Eduardo Núñez Bécuar. Biblioteca Central del Estado: “Fray Servando Teresa de Mier”
-Miércoles 25 de Abril 6.00 p.m.
-Sábado 28 de Abril 4:00 p.m.