Siglo XXI: Dimensión Humana y Anti-humana
SIGLO XXI: SU DIMENSION HUMANA Y ANTIHUMANA.
Temerario es definir los acontecimientos, su futuro cuando se cuenta con información insuficiente en relación al comportamiento de las tendenciaS sociales posibles a corto y largo plazo. Sin embargo como método referencial el análisis de caótica social, sustentado en el clásico Sistema Dinámico Caótico que presupone transformación permanente de los sistemas en movimiento posibilitándose plantear inferencias aproximadas a nuestro tema, el del humanismo en el contexto del siglo XXI.
El siglo en curso, contiene estructuras políticas del siglo XX puesto que no puede desaparecer una estructura que se ajusta a la funcionalidad de la vida, por causa exclusiva de un concepto de temporalidad Cristiana, es decir partir del referente del nacimiento de Cristo cada 100 años para proceder a la anulación de de las estructuras sociales creadas, es decir no partir de la causa temporalmente inmediata, sino de una causa remota como principal motor de los actos y hechos actuales, de ser así es un absurdo disparate a todas luces recurriendo al sentido común. No, la división no puede ser artificial o antinaturalmente mística, sino a partir de procesos que tienen su principio y fin bien definidos, en la media en que empiezan y dejan de usarse como es el caso de la moda y no me refiero a la forma de vestirse Fashions (aunque es parte representativa del tema en examen), sino al modo en que se hacen las cosas por un tiempo definido. Los siglos no son determinantes de que una cosa sea de un modo o de otro, más bien son referentes para ubicar cronológicamente los hechos del hombre que se han convertido en instituciones más o menos permanentes, aunada la elaboración y uso de utensilios (artefactos) que median y componen la vida artificial más cómoda que en tiempos pasados según sea el caso específico que se escoja con fines comparativos.
Inferencia (proceso discursivo por el que se concluye una proposición de otras cosas) sobre el futuro en el Siglo XXI no corresponde a visiones de adivinos sobre las catástrofes y la felicidad que está por venir a la manera de los relatos bíblicos o de Nostradamus. Inferir es retomar las figuraciones colectivas que responden a cosmovisiones del porvenir más placentero (planteamientos y costumbres sociales) para todos o las “verdades absolutas” que componen los aparatos de pode. Retomar y proyectar a futuro.
El siglo usualmente para fines ilustrativos se divide en décadas en las cuáles se retoman algunos acontecimientos representativos de la década sin embargo no presentan conexión alguna con la siguiente. Se parte (usualmente el periodismo histórico y mucho tienen que ver los fotógrafos) la clasificación caprichosa de eventos que responden a la industria del asombro es decir a algo que ha impresionado la conciencia a los grupos del poder es decir a las clases dominantes en tal o cual lapso de tiempo, en nuestro cado una década y por lo demás son divididos por temas de interés como lo son el Jet Set, armamentismo, arquitectura (gigante), asesinatos, mafias, economía y finanzas, guerras, hambrunas, cine, deportes, ciencia y tecnología. En fin toda una colección de acontecimientos que hacen una época diferente de la de otra, se retoman las formas extremas de fenómenos que se repiten según la coyuntura de las necesidades de los actores sociales de poder. Los acontecimientos en gran medida son resultado de las diferencias entre los grupos de interés por el ejercicio del poder, aunque no la única causa. ¿Qué es entonces una década? Es sólo una visión grafica y oficial de algunas personas que ha registrado datos de relevancia y sobre todo de temas comunes y recurrentes pero, llevados hasta sus últimas consecuencias. No se registran (no siempre) los actos a medias sino, los triunfos y las derrotas, las alzas y las caídas, avances técnicos, vida y muerte, en fin asuntos propiamente de la industria del asombro y también de interés ideológico de los vencedores en una contienda que tienden a reafirmar su poder sobre el pasado presentándose como los salvadores de la amenaza del mal y así mismo se registran actos de paz-coexistencia como son los convenios y tratados. En resumidas cuentas el pasado también es incierto (tal vez el caso de herencia de leyes hasta cierto punto no) auque sea por lustros, décadas o siglos, las imágenes virtuales que se desprenden del acontecer tienden irremediablemente a caer en el fenómeno de la Contingencia ¡¿Qué podemos esperar de lo que aún no sucede?!
El siglo usualmente para fines ilustrativos se divide en décadas en las cuáles se retoman algunos acontecimientos representativos de la década sin embargo no presentan conexión alguna con la siguiente. Se parte (usualmente el periodismo histórico y mucho tienen que ver los fotógrafos) la clasificación caprichosa de eventos que responden a la industria del asombro es decir a algo que ha impresionado la conciencia a los grupos del poder es decir a las clases dominantes en tal o cual lapso de tiempo, en nuestro cado una década y por lo demás son divididos por temas de interés como lo son el Jet Set, armamentismo, arquitectura (gigante), asesinatos, mafias, economía y finanzas, guerras, hambrunas, cine, deportes, ciencia y tecnología. En fin toda una colección de acontecimientos que hacen una época diferente de la de otra, se retoman las formas extremas de fenómenos que se repiten según la coyuntura de las necesidades de los actores sociales de poder. Los acontecimientos en gran medida son resultado de las diferencias entre los grupos de interés por el ejercicio del poder, aunque no la única causa. ¿Qué es entonces una década? Es sólo una visión grafica y oficial de algunas personas que ha registrado datos de relevancia y sobre todo de temas comunes y recurrentes pero, llevados hasta sus últimas consecuencias. No se registran (no siempre) los actos a medias sino, los triunfos y las derrotas, las alzas y las caídas, avances técnicos, vida y muerte, en fin asuntos propiamente de la industria del asombro y también de interés ideológico de los vencedores en una contienda que tienden a reafirmar su poder sobre el pasado presentándose como los salvadores de la amenaza del mal y así mismo se registran actos de paz-coexistencia como son los convenios y tratados. En resumidas cuentas el pasado también es incierto (tal vez el caso de herencia de leyes hasta cierto punto no) auque sea por lustros, décadas o siglos, las imágenes virtuales que se desprenden del acontecer tienden irremediablemente a caer en el fenómeno de la Contingencia ¡¿Qué podemos esperar de lo que aún no sucede?!
Siglo XXI es un término compuesto de carácter infinitivo no por eso podemos concluir a priori que es un océano de tiempo complejo y turbulento, enfocándolo con la lente del también concepto infinitivo “complejidad” concluyendo que el siglo es complejo así sin más, ¡Como si los otros siglos pasados no hubieren sido complejos! y ¡Los que están por venir!.
Lo infinitivo del término conduce por el camino a los laberintos de la confusión, incertidumbre e impotencia, de lo cuál una salida es que el futuro ya está escrito en el firmamento o en los textos sagrados, de ahí la fortaleza del misticismo esotérico. Todo esto sucede para el individuo común y corriente en que el negocio no es a futuro sino en el aquí y ahora. Sin embargo no es así para quien posee los medios financieros para apropiarse de los hechos del futuro, hechos que para los no propietarios serán acontecimientos novedosos cuando no son más que la materialización de contratos operados lustros o décadas atrás, donde la constante viene en el poder de la herencia de propiedades terrenales y financieras que permite a sus poseedores intervenir en futuro, dado que en la actualidad la mayoría de las propiedades terrenales ya están repartidas. Durante el Siglo XXI otra clase de repartición de propiedades consistirá son los derivados de servicios especialmente en las ciudades puesto que estas crecerán al triple de lo que son ahora. Los servicios de extensión del hombre, en nuestros días la propiedad social paso a manos privadas pero, no hay que repartir, así que se generará nuevas formas de este servicio que permanecerá inicialmente en manos privadas, pero debido al caos por su control tenderá a ser de propiedad social.
El futuro del siglo está en las ciudades que contendrá un altísimo grado de especulación dando pie a la Ultra modernidad, dado que en el campo el crecimiento sólo será asunto de genética y su población aunque aumentará será muy distinta a la ciudad cuyos habitantes disputaran extremadamente por la presión proxémica o de espacio vital (este fenómeno ya se presenta en muchas partes). La ultra modernidad implica valores que se asocien con el ultra individualismo, con la pragmática de la simpatía como principal atributo del individualismo centrado en la industria del asombro.
En general la pugna por la propiedad será la continua contradicción entre la propiedad privada y la propiedad social con sus diversas variables políticas. El socialismo volverá a triunfar pero, esta vez con direcciones políticas que no encontrarán bases teóricas en el stalinismo como reproductor del esquema totalitario, probablemente un híbrido “Socialdemócrata” pero, con presión social más informada o con educación capaz de responder colectivamente a los asuntos de la administración de los recursos generando proceso más justos, a diferencia de los totalitarismos generados en tal experiencia. Acaso en este siglo se puedan observar la coexistencia de los modelos verticalistas y horizontalistas, en una especie de Capitalismo humanitario basado en la propiedad social mayoritariamente a la manera planteada por Jean Jaurés a principios del siglo XX por las esencia de los caracteres siguientes.
Las características centrales de esta centuria: 1) Dominancia sobre gran parte del sistema solar. 2) Amplio control proceso genético y la eliminación en gran parte de la vejez. 3) Extensión de los sentidos del hombre aún basados en la electricidad y en el metal. 4) Revolución política en la administración de los recursos naturales (petróleo agotado, sustituido por energía nuclear y solar) donde se expresan las dos tendencias: Humanismo y Anti humanismo.
El trabajo mecamático (fábricas) tiende a ocupar muy poca gente como producto de la automatización de los procesos y el aumento del ocio por la suficiencia de alimentos producto del desarrollo de la genética, permitirá que la igualdad entre los hombres y las mujeres tienda a sustentarse en la libertad de acción y de pensamiento, dado que basados en una Sociedad del Conocimiento la democracia social rebasará a la democracia formal (sin evitarla) actualmente reducida a procesos electorales y vida parlamentaria. Se consolidarán las premisas de un gobierno mundial no dirigido por un imperio sino, un gobierno supranacional articulado por las formaciones nacionales menos dibujadas que las contemporáneas, una especie de conciencia social internacionalista. El carácter de clase social dependerá de los acontecimientos entre los humanistas y anti humanistas cuya esencia lo veremos más delante, puesto que no escapan a la lógica al movimiento de los sistemas dinámicos caóticos por los cual el pensamiento siempre ha sido complejo pues es reflejo de la complejidad de las circunstancias (fuera de su esquema simplista) en que el movimiento es causa del movimiento.
En esta revolución es donde se concentran los hitos históricos del siglo XXI que marcan el sentido social en el complejo (Humanismo y Anti humanismo), la esencia de estos dos polos de valores encontrados (antitéticos) determina la configuraciones de las diversas formas de orden político-económico.
Las guerras se caracterizarán en el marco de estos dos términos y la paz también.
Tenemos la antitesis del humanismo: El materialismo. él cual ya responde a la visión del mundo moderna, sin embargo no podemos definirlo como un método dotado de perversiones malignas y mezquinas, al no contar con los atributos de la divinidad como los son la bondad, caridad, amor, fraternidad, solidaridad y simpatía. Es materia y lógica pura. Para ser extremo geometría y matemática absoluta, en todo es medible, pesable, vendible.
El materialismo o anti humanismo es una expresión del pensamiento de la que brota la forma de la Razón positiva o positivismo que bien puede entenderse como el pensamiento exacto, inmutable, sólido, verdadero, correcto, rotundo, contundente, real, evidente y en general lo más “perfecto” que ha generado la evolución del hombre. En cambio los valores “humanos” son ilógicos, irracionales, fantasías, ilusiones, ocio, mentiras, “opio del pueblo”, enajenación, alienación, necedades, todo indemostrable y expresión del ser no objetibable: el espíritu.
Lo infinitivo del término conduce por el camino a los laberintos de la confusión, incertidumbre e impotencia, de lo cuál una salida es que el futuro ya está escrito en el firmamento o en los textos sagrados, de ahí la fortaleza del misticismo esotérico. Todo esto sucede para el individuo común y corriente en que el negocio no es a futuro sino en el aquí y ahora. Sin embargo no es así para quien posee los medios financieros para apropiarse de los hechos del futuro, hechos que para los no propietarios serán acontecimientos novedosos cuando no son más que la materialización de contratos operados lustros o décadas atrás, donde la constante viene en el poder de la herencia de propiedades terrenales y financieras que permite a sus poseedores intervenir en futuro, dado que en la actualidad la mayoría de las propiedades terrenales ya están repartidas. Durante el Siglo XXI otra clase de repartición de propiedades consistirá son los derivados de servicios especialmente en las ciudades puesto que estas crecerán al triple de lo que son ahora. Los servicios de extensión del hombre, en nuestros días la propiedad social paso a manos privadas pero, no hay que repartir, así que se generará nuevas formas de este servicio que permanecerá inicialmente en manos privadas, pero debido al caos por su control tenderá a ser de propiedad social.
El futuro del siglo está en las ciudades que contendrá un altísimo grado de especulación dando pie a la Ultra modernidad, dado que en el campo el crecimiento sólo será asunto de genética y su población aunque aumentará será muy distinta a la ciudad cuyos habitantes disputaran extremadamente por la presión proxémica o de espacio vital (este fenómeno ya se presenta en muchas partes). La ultra modernidad implica valores que se asocien con el ultra individualismo, con la pragmática de la simpatía como principal atributo del individualismo centrado en la industria del asombro.
En general la pugna por la propiedad será la continua contradicción entre la propiedad privada y la propiedad social con sus diversas variables políticas. El socialismo volverá a triunfar pero, esta vez con direcciones políticas que no encontrarán bases teóricas en el stalinismo como reproductor del esquema totalitario, probablemente un híbrido “Socialdemócrata” pero, con presión social más informada o con educación capaz de responder colectivamente a los asuntos de la administración de los recursos generando proceso más justos, a diferencia de los totalitarismos generados en tal experiencia. Acaso en este siglo se puedan observar la coexistencia de los modelos verticalistas y horizontalistas, en una especie de Capitalismo humanitario basado en la propiedad social mayoritariamente a la manera planteada por Jean Jaurés a principios del siglo XX por las esencia de los caracteres siguientes.
Las características centrales de esta centuria: 1) Dominancia sobre gran parte del sistema solar. 2) Amplio control proceso genético y la eliminación en gran parte de la vejez. 3) Extensión de los sentidos del hombre aún basados en la electricidad y en el metal. 4) Revolución política en la administración de los recursos naturales (petróleo agotado, sustituido por energía nuclear y solar) donde se expresan las dos tendencias: Humanismo y Anti humanismo.
El trabajo mecamático (fábricas) tiende a ocupar muy poca gente como producto de la automatización de los procesos y el aumento del ocio por la suficiencia de alimentos producto del desarrollo de la genética, permitirá que la igualdad entre los hombres y las mujeres tienda a sustentarse en la libertad de acción y de pensamiento, dado que basados en una Sociedad del Conocimiento la democracia social rebasará a la democracia formal (sin evitarla) actualmente reducida a procesos electorales y vida parlamentaria. Se consolidarán las premisas de un gobierno mundial no dirigido por un imperio sino, un gobierno supranacional articulado por las formaciones nacionales menos dibujadas que las contemporáneas, una especie de conciencia social internacionalista. El carácter de clase social dependerá de los acontecimientos entre los humanistas y anti humanistas cuya esencia lo veremos más delante, puesto que no escapan a la lógica al movimiento de los sistemas dinámicos caóticos por los cual el pensamiento siempre ha sido complejo pues es reflejo de la complejidad de las circunstancias (fuera de su esquema simplista) en que el movimiento es causa del movimiento.
En esta revolución es donde se concentran los hitos históricos del siglo XXI que marcan el sentido social en el complejo (Humanismo y Anti humanismo), la esencia de estos dos polos de valores encontrados (antitéticos) determina la configuraciones de las diversas formas de orden político-económico.
Las guerras se caracterizarán en el marco de estos dos términos y la paz también.
Pero ¿Qué es el humanismo en el siglo XXI?. El Humanismo en su definición clásica es el concepto de hombre como Antropocéntrico y que posee Razón. En el ámbito de la etimología es Hummus o tierra, para los griegos fuimos formados de tierra. El hombre ya no es una marioneta de Dios sino es alguien que por sí mismo ama a Dios sobre todas las cosas, a mi juicio ama los atributos de Dios y los practica aquí en la Tierra basado en las reglas divinas de los 10 mandamientos (de origen Egipcio). El humanismo es un método que se diferenció del método escolástico (contemplación) en la evolución de la lectura conceptualizó a ésta como abordada por el método de Ratio (Razón) desplazando al la contemplación escolástica, dando origen y estructura a la revolución renacentista, así mismo causa indirecta de el pensamiento moderno del Individualismo racional en que el hombre es el centro de las cosas y se apropia de la naturaleza, en que ya no reconoce que fue hecha por Dios sino por la evolución del universo dándose el derecho de reinar sobre ella y por lo tanto apropiársela. Es la auto veneración es Dios mismo. El modernismo es en sí la forma que rompe con el humanismo pasando a ser el epistema central: El materialismo. Transformándose en una especie de Anti humanismo, no necesariamente en un anticristo aunque se puede pensar de ese modo.
Tenemos la antitesis del humanismo: El materialismo. él cual ya responde a la visión del mundo moderna, sin embargo no podemos definirlo como un método dotado de perversiones malignas y mezquinas, al no contar con los atributos de la divinidad como los son la bondad, caridad, amor, fraternidad, solidaridad y simpatía. Es materia y lógica pura. Para ser extremo geometría y matemática absoluta, en todo es medible, pesable, vendible.
El materialismo o anti humanismo es una expresión del pensamiento de la que brota la forma de la Razón positiva o positivismo que bien puede entenderse como el pensamiento exacto, inmutable, sólido, verdadero, correcto, rotundo, contundente, real, evidente y en general lo más “perfecto” que ha generado la evolución del hombre. En cambio los valores “humanos” son ilógicos, irracionales, fantasías, ilusiones, ocio, mentiras, “opio del pueblo”, enajenación, alienación, necedades, todo indemostrable y expresión del ser no objetibable: el espíritu.
Los términos mencionados sirven hasta cierto punto para referenciar el abismo existente entre los “dos campos” de la historia reciente del hombre “moderno”.
No obstante la modernidad es creación del humanismo puesto que planteó el antropocentrismo, la razón como tal, además de la recuperación del mundo clásico griego en oposición a la parcialización que de ella hacia el cristianismo de la edad media y de los escolásticos. El materialismo es consecuencia extrema de este movimiento ideológico que recuperó a Demócrito y a Leucipo entre otros pensadores clásicos. No por ello entre la gente no existió la percepción de la materia ¡claro que existía! Pero no era institucionalizada, lo que la modernidad hizo fue ponderarla a nivel de la institucionalización de ésta concepción del mundo, incorporándola al método de la razón (producto del humanismo).El modernismo solo mezcló el humanismo con el materialismo, resultando un híbrido histórico social, que encontró su depositario final después de haber pasado por sectores de la aristocracia: La Burguesía.
Más tarde el socialismo que ha existido desde tiempos remotos incorporó este híbrido y estampa en el discurso social la razón positiva como dispositivo que justifica la distribución de la riqueza, al menos en teoría, pero, en la práctica resultó en regimenes cruelmente anti-humanistas. No por ello se elimina de facto esa legítima tendencia de la humanidad a eliminar la propiedad privada pues esta no proviene de los visiones del marxismo sino de la esencia misma de la humanidad, así como la propiedad privada es otra tendencia de esa multiplicidad y diversidad cultural. ¿Cómo equilibrar estas tendencias históricas? La individualidad no la podemos evitar, así como tampoco la socialidad (como forma de solidaridad igualitaria) en el terreno de la propiedad y la riqueza.
Para ser estrictos, el término modernidad es una composición caótica de estas dos esencias humanas: El humanismo y el anti humanismo.El Siglo XXI esta sin remedio sometido al juego de la presión de las pasiones que encabezan estos dos movimientos.
El Siglo XXI no podrá eliminar al hombre pasional, sino al contrario asistirá a la exacerbación de las pasiones por el control del aquí y ahora sobre el dispositivo de los discursos del rumbo hacia el futuro feliz, hacia la tierra prometida donde no existe el dolor y la dicha es eterna entre cantos, sonrisas, leche y miel.
EDUARDO NUÑEZ BECUAR
Esta centuria continuará empapada por el método humanista en su variable de “los datos inmediatos de la mente” como dominancia de los sentidos (Bergson, Malraux) de algún modo próximo al pragmatismo-positivismo, pero dominados por las pasiones.
Las pasiones esas entidades indescriptibles, salvo en la historia individual o grupal, sustancias que dirigen las tendencias de los actos del hombre-mujer, mujer-hombre, manteniéndose en el primer plano el complejo avaricia-codicia (principios de la modernidad), la primera como principio de acumulación individual y grupal de riqueza sobre los demás habitantes: la codicia como motor fundamental del mercado basado en el consumismo galopante. Las otras pasiones serán instrumento para la conservación del la supremacía de estas, casos como la venganza, el odio, el orgullo que se ponen en tensión en los periodos de recomposición de las fuerzas de quienes ejercen el poder: Las guerras.
Las dimensiones humanistas y anti-humanistas son por los menos a principio de siglo las dominantes en la escena de los acontecimientos sociales, que por más que la tecnología de modificación de los utensilios que el hombre modificará durante los próximos años, no se perfila por lo visto, que los próximos 100 años se eliminará el concepto razón (que puede ser simple o compleja) se mantendrá encabezando el estado racional de la actualidad oscilando en ambos bandos como representante del humanismo o del anti humanismo como tal.
Las pasiones esas entidades indescriptibles, salvo en la historia individual o grupal, sustancias que dirigen las tendencias de los actos del hombre-mujer, mujer-hombre, manteniéndose en el primer plano el complejo avaricia-codicia (principios de la modernidad), la primera como principio de acumulación individual y grupal de riqueza sobre los demás habitantes: la codicia como motor fundamental del mercado basado en el consumismo galopante. Las otras pasiones serán instrumento para la conservación del la supremacía de estas, casos como la venganza, el odio, el orgullo que se ponen en tensión en los periodos de recomposición de las fuerzas de quienes ejercen el poder: Las guerras.
Las dimensiones humanistas y anti-humanistas son por los menos a principio de siglo las dominantes en la escena de los acontecimientos sociales, que por más que la tecnología de modificación de los utensilios que el hombre modificará durante los próximos años, no se perfila por lo visto, que los próximos 100 años se eliminará el concepto razón (que puede ser simple o compleja) se mantendrá encabezando el estado racional de la actualidad oscilando en ambos bandos como representante del humanismo o del anti humanismo como tal.
EDUARDO NUÑEZ BECUAR