Documento escandaloso. Biblioteca Central: una definición
Documento escandaloso.
Biblioteca Central: una definición.
Biblioteca Central: una definición.
Que el director dijo. Que se va a enojar la coordinadora. Que ya llegaron las nuevas autoridades, ¿qué será de mí? Que nada esta bien. Que nadie me escucha. Fulano es de los “preferidos de la directora”. Que son compadres. Ten cuidado que el director anda de un genio y de mal humor. Que se cita a reunión para aclarar chismes de unos contra otros. Que hubo cambios porque Fulano le caía mal a Sultano, o porque se va a casar o tener un hijo o se consiguió otro jale... gran variedad de que(s).
Circunstancia que de algún modo refleja la conciencia colectiva de bibliotecarios en Bibliotecas Centrales y no Centrales, atmósfera que es sustancia que origina los reglamentos internos. Rara vez encuentro una defensa estructurada de una idea de Biblioteca Pública.
La dirección bibliotecaria es esencialmente una dirección político-cultural. El colapso de los servicios o la crisis permanente de estos, es la crisis de su Dirección. De modo que una dirección dotada de claridad política para el presente y futuro, fusionará la circunstancia actual con las expectativas que UNESCO manifiesta a cerca de lo que la biblioteca pública es. (Ver Manifiesto de la UNESCO).
Una sociedad avanzada no se mide por su cantidad de cohetes espaciales, misiles nucleares, tanques de guerra o invasiones a otros pueblos, sino por su población lectora, cuya fuerza mejorará permanentemente su calidad de vida; de modo que, es punto cardinal de la dirección bibliotecaria garantizar el acceso a la información democráticamente a través del ejercicio de sus servicios en vías de incorporarse a la Sociedad del Conocimiento. Romper el concepto de biblioteca escolar extra muros, sostener el espacio público de bibliotecas, tener como prioridad la difusión cultural como vínculo para la lectura con participación de toda la planta bibliotecaria, desarrollo de campañas sociales y culturales dirigidas a toda la población, vigencia bibliográfica perpetua para acentuar de esta manera el carácter de centro de información vigente, consolidar los lazos interinstitucionales como sistema integral de información (en la era del Internet), y entre otros aspectos, presencia sistemática en los medios de comunicación masiva. Dirigir la administración de un sistema integral de archivos, bibliotecas, documentación de gobierno en todas sus dependencias, vinculación internacional como en los casos de los acuerdos fronterizos regionales que deben incluir bibliotecas y estar insertos en las iniciativas encaminadas a consolidar la Sociedad del Conocimiento.
Todas estas vías requieren un método que contenga humanista y democráticamente los criterios de pluralismo y aceptación. Llegamos a replantearnos: ¿Qué es una Biblioteca Central? Esta es donde se administran y centralizan el conjunto de servicios, en tanto centro de operaciones de la Red Estatal de bibliotecas. Donde se elaboran las directrices políticas y programas para el conjunto del sistema de bibliotecas y la administración de la Biblioteca Central esta bajo el mando de la coordinación de la red, con carácter de modelo para toda la región. En la Biblioteca Central se manifiesta nítidamente el método marcado por la Ley General de Bibliotecas publicas.
ARTÍCULO 2
“La biblioteca pública tendrá como finalidad ofrecer en forma democrática los servicios de consulta de libros y otros servicios culturales complementarios que permitan a la población, adquirir, transmitir, acrecentar, acrecentar y conservar en forma libre el conocimiento en todas las ramas del saber” Es posible que existan definiciones más perfectas y directrices de política bibliotecaria publica, sin embargo esta contribución toca un punto que por años ha sido considerado como obvio, sobreentendido o que sencillamente se hacía innombrable porque esto choca o chocaba con la resistencia conservadora de sectores de las administraciones estatales que interpretan un peligro político-social llevar a los hechos los propósitos de la Biblioteca pública.
Antes de pasar a la definición y ejemplificación de los proyectos de Biblioteca Central me permito presentar una aproximación de los dispositivos de atención por sector en estas instituciones que, aunque esto no se manifiesta en todas, sí sucede en muchas. En la escala de 1 al 100 las direcciones bibliotecarias priorizan los sectores en las siguientes proporciones, dándole así un orden de importancia:
- · Sala infantil, 35% .
- · Computación infantil, 25%.
- · Consulta electrónica (Internet), 25%.
- · Red de Bibliotecas, 15%.
- · Servicios al público, 5%.
Esto nos indica cómo el sector que esta en mayor contacto con los usuarios y que por ende es el más dinámico para la extensión cultural y difusión de la información carece de atención, esto se debe principalmente por la insuficiente visión de la potencialidad de este servicio. De esta manera las prácticas administrativas, organizadas o empíricas, responden más al sentido común del clientelismo que atraen las computadoras con sus servicios de telefax o teletipo (correo electrónico y chat), telefonía y transmisión de imágenes, consulta en la web y el uso a libre acceso de la máquina de escribir (Office), situación que antes no existía en los centros públicos y escolar, situación que responde más a la presencia de Microsoft, que a las políticas culturales de Biblioteca Central.
De esta manera la Red se reduce principalmente a funciones de distribución de materiales. Y ocasionalmente, para ser precisos, durante las vacaciones de verano se actúa solamente para el programa “Mis Vacaciones en la Biblioteca” orientado a niños, además de esporádicas visitas a ciertas presidencias municipales.
De Servicios al Público no se brinda atención a los bibliotecarios, como es el caso de Nuevo León, en donde frecuentemente los bibliotecarios han permanecido excluidos de brindar el Servicio de Consulta por medios Electrónicos, mismos que le son delegados a estudiantes de “informática” que realizan Servicio Social, como si la actividad de los bibliotecarios no fuera precisamente eso: Manejo de información, como si el sistema de información tuviera un “status” superior a la consulta de libros tomando en cuenta la calidad de las personas que los ejercen y en general bibliotecarios fuera del sistema de Biblioteca Virtual. Esta menoscabada concepción sobre Servicios al Público en los hechos, pienso que es la principal traba en lo cotidiano para la expansión de la Biblioteca Central. Es decir, este absurdo de la administración política de la Biblioteca Central parte de una ausencia de discurso sistematizado sobre la misión de la Biblioteca pública y en consecuencia de la Biblioteca Central, que deriva en total confusión de la práctica diaria reduciéndose al sólo hecho de búsqueda de libros a través del catálogo, si es que esta disponible, y si no lo esta, ni modo ese es el servicio chato proporcionado en las bibliotecas antiguas de México, el perfil culturalista de la biblioteca... bien gracias.
A veces las Bibliotecas Centrales aparecen como espacios culturales consolidados, sin embargo esta apariencia proviene de iniciativas externas y que en muchos casos éstas se quedan sin tan siquiera ser aceptadas por las autoridades por parecer “inconvenientes” para el público, falsa imagen pues no se acuñan programas que trasciendan a todos los sectores sociales (políticos, religiosos, escolares, contracorrientes, etcétera). Estas prácticas en la gran mayoría de las Bibliotecas Centrales han sido efectuadas casi desde su nacimiento y se han convertido en tradición del “así es”. Cito el clásico ejemplo de las actividades acordadas burocráticamente para la asistencia del público en la que se acarrean estudiantes, prácticamente forzados para cubrir un acto o evento que ni les interesa a los asistentes, pero que en las cifras estadísticas de usuarios son reflejadas como espectaculares, pretendiendo expresar que todo el aspecto de política cultural está completamente resuelto. ¿Cuál error? Aquí todo esta perfectamente bien...
Algunos intentos de políticas de calidad encuentran la solución en apegarse a los lineamientos de los premios ISO 9000, meros procedimientos mecánicos diseñados más para robots que para representantes culturales, como si la Biblioteca fuese una empresa lucrativa que debiera basarse en simples mecanismos de calidad medibles. No obstante que estas medidas no contienen la solución de la dirección de la Biblioteca Central, y que más bien son adaptadas a la moda del “así es”, no se advierte que se trata de manuales que solo confirman la ausencia de claridad y de visión en la función para la que fueron diseñadas las bibliotecas públicas. Teniendo como consecuencia la errónea idea que para estar en la modernidad, el proyecto de la biblioteca es ganar el premio ISO pura y llanamente.
Los proyectos de la Biblioteca Central
Actualmente, a partir de la globalización comercial y financiera, se ha provocado la expansión de los servicios de intercambio de información en la mayoría de los espacios que anteriormente eran monopolizados por el Estado y las corporaciones privadas que protegían la información para sí mismos. Los acuerdos de Sicilia de la Cumbre de Naciones Unidas, para ampliar la conectividad a Internet a escala planetaria, abren la puerta para la Sociedad de la Información que encontró un foro durante la reunión de Ginebra el 12 y 13 de diciembre de 2003, en el cual se inició la discusión sobre la Sociedad del Conocimiento, cuya etapa inicial es el asentamiento de la Sociedad de la Información.
Tal acontecimiento, dudo que las administraciones de las Bibliotecas Centrales lo hayan retomado, salvo en contados casos. Aunque si bien es cierto que se puede justificar con el programa de antena satelital de gobierno federal, eso no exime la indiferencia de la dirección bibliotecaria ante el pulso de los acontecimientos en los que esta alojado el sistema bibliotecario en tanto centros de información y cultura.
A mi juicio, los proyectos de Biblioteca Central deben concordar, siempre desde el punto de vista reflexivo y crítico, con esta circunstancia mundial, pues permitirá mantener la actualización de la proyección culturalista de las Bibliotecas públicas.
Eduardo Efrén Núñez Bécuar.
-bibliotecario mexicano-.
Ensayo editado para esta página web, a partir del original presentado como
ponencia durante el IV Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas:
“Avances
del programa nacional de cultura en el área de Bibliotecas Públicas”
23 – 25
de septiembre de 2004, Toluca, Estado de México